Desde hace algún tiempo, utilizo un librito que me ha ayudado a guiar a mi hija preadolescente a través de sus diversas etapas de crecimiento a la luz de la Palabra. He podido darle herramientas para glorificar a Dios desde su juventud, con la esperanza de que sepa utilizarlas para ayudarla a cultivar su interior para que sea un lugar donde habite Dios y para que sepa que su belleza interior se refleja en su exterior.
Una de las cosas que realmente aprecio de este pequeño libro es que las autoras abordan el tema de vestir modestamente para quienes somos seguidoras de Jesús.
Estas autoras son médicos, y dan una definición de modestia y una lista de tres categorías que pueden guiar a las mujeres al momento de elegir su ropa. Las autoras comparten con las mujeres que “es posible influir en los hombres por lo que vistes, lo que haces y lo que dices. La modestia es el deseo del corazón de evitar incitar a otros a pensamientos sexuales erróneos”.
A continuación, el libro comparte tres categorías de vestimenta inmodesta: demasiado, demasiado poco y demasiado ajustada.
- “Demasiado” es cuando la forma de vestir de una mujer dice: “Mírame”.
- “Demasiado poco” es cuando una mujer no cubre partes del cuerpo que “necesitan una modestia especial”.
- “Demasiado ajustada” es la ropa que revela demasiado la forma del cuerpo.
Sin embargo, las autoras animan a las mujeres a que “ser modesta no debe impedirte vestirte bonita o estar guapa”.
Creo que hay chicas jóvenes e incluso mujeres cristianas adultas que necesitan que se les anime a aprender el arte y el ministerio de vestir modestamente. Necesitamos enseñar a nuestras niñas y animar a las mujeres en nuestras iglesias que la forma en que nos vestimos cuando salimos de casa afecta a los demás. Vestir modestamente parece haber decaído hasta el punto de que nuestra generación ha olvidado lo importante que es la modestia para Dios. La imagen que dan los medios de comunicación del aspecto que deben tener las mujeres ejerce una enorme influencia en la mente y la autoestima de las niñas y mujeres. Necesitamos rescatar la modestia.
La modestia es un mandato bíblico
La Palabra nos hace conscientes de que, si bien lo que hay en el interior es lo más importante (Proverbios 4:23), lo que hay en el exterior, cómo nos vestimos y nos presentamos, refleja el estado de nuestro corazón. Por alguna razón, las nuevas generaciones han desconectado el glorificar a Dios de la apariencia externa, pero la Biblia da instrucciones específicas para las mujeres. Nuestro estilo de vida y comportamiento deben glorificar a Dios, y eso incluye cómo nos vestimos. Necesitamos abordar este tema y enseñar a nuestras jóvenes que la modestia es un mandato bíblico. En Tito 2:3-5 vemos que debemos instruir y enseñar a las mujeres a ser “prudentes y castas… para que la palabra de Dios no sea blasfemada”.
La modestia glorifica a Dios
El apóstol Pablo abordó el tema de la modestia aún más directamente en 1 Timoteo 2:9 (RVA-2015): “que las mujeres se vistan con ropa decorosa, modestia y prudencia”. En esta carta a Timoteo, Pablo da instrucciones sobre cómo los creyentes deben adorar a Dios individual y corporativamente. En el contexto grecorromano en el que se escribió esta carta (a diferencia de hoy), las mujeres no llevaban ropa reveladora ni ajustada, por lo que la situación era que acudían al templo con ropa cara, peinados llamativos y joyas que llamaban la atención sobre su aspecto exterior. ¿Cómo se aplica esto a nosotros hoy? Pablo no está diciendo que dejemos de vestirnos bien o de ponernos joyas bonitas, sino que cuando lo hagamos, no caigamos en la tentación de llamar la atención hacia nosotras mismas, sino que mantengamos toda la atención en Dios. La modestia y la humildad nos llevan a la discreción, la moderación y el equilibrio, y el Espíritu Santo puede guiarnos a ello.
La modestia es un llamado
Seamos de influencia de ejemplo y palabra en las próximas generaciones. Al igual que Pablo consideró importante abordar esta situación, nosotros también deberíamos hacerlo. Comencemos con nosotras mismas y permitamos que el Espíritu Santo nos revele dónde no estamos cumpliendo con este llamado a la modestia. Hablen de esto con sus niñas, jovencitas y damas en sus conversaciones, en el estudio de la Biblia, y en cada oportunidad porque el mundo (películas, redes sociales, YouTube, y más) les enseña lo contrario todos los días.
Es importante que sepan cómo rechazar las presiones de la sensualidad, el consumismo y las apariencias de las que tal vez ni siquiera sean conscientes. Las mujeres no tienen que revelar demasiado para vestir a la moda. No tienen que exhibir sus cuerpos para probarse a sí mismas ante los demás o para ser alabadas. No tienen que ser provocativas para conquistar, y mucho menos lucir cosas muy costosas para impresionar. Lo único que necesitan es agradar a Dios y buscar glorificarlo, aunque les cueste renunciar a algunas cosas que les gustan por Jesús.
No somos perfectas, ni tampoco nuestras jovencitas. Yo tuve mis épocas de jovencita en las que no sabía cómo elegir un atuendo que glorificara a Dios, pero siempre tuve el consejo de mis padres y el ejemplo de mi madre y de líderes de la iglesia, algo que Dios usó como referencia para guiarme. Nuestras chicas pueden cometer errores, pero debemos animarlas a evaluar este aspecto de sus vidas, como yo lo tuve que hacer una vez.
Hacernos estas preguntas necesarias cada día antes de salir por la puerta será la clave para glorificar a Dios con nuestra apariencia.
- ¿Estoy glorificando a Dios con esta ropa?
No estoy hablando de una falda, pantalones, o una pieza especifica porque algunas faldas son tan apretadas o cortas que es mejor usar pantalones. Este es un buen momento para usar las tres categorías anteriores.
- ¿Podría esta ropa hacer que otros tengan malos pensamientos?
Seamos claros: no somos responsables de lo que piensan los demás ni de dónde van sus mentes, pero sí podemos ser responsables de no invitarles o incitarles a pensar mal.
- ¿Podría esta ropa ser un obstáculo para lo que Dios quiere hacer hoy? Tan extremo o fanático como esto pueda parecerle, me he encontrado muchas veces parada frente a mi armario preguntándole a Dios qué debo vestir para una ocasión, y he aprendido a ser intencional acerca de representarlo bien en los eventos. Hay momentos para ser simple o casual, momentos para usar algo elegante o vibrante, y Dios puede ayudarnos a ser asertivos para cualquier ocasión o lugar.
Mi esperanza es que seas animada, aunque sólo sea a orar por ello, y que Dios te anime a seguir mejorando, a estar atenta a Su voz y a seguirle. También espero que puedas comenzar a dar pasos para influenciar a otras mujeres y niñas a glorificar a Dios en todas las áreas de sus vidas, pero no olvides hacerlo en amor y con mucha gracia.
Y recuerda siempre que, aunque cultivar nuestra belleza interior es una prioridad, el exterior puede ser un reflejo de tu transformación interior. La mujer modesta glorifica a Dios.
“Engañosa es la gracia y vana la hermosura, pero la mujer que teme (honra, respeta, reverencia, obedece) al Señor, esa será alabada” (Proverbios 31:30).